¿Quién no es capaz de sentir una profunda paz al escuchar esta obra de Maurice Ravel? Compuesta en 1899 mientras Maurice Ravel (1875-1937) estudiaba composición en el Conservatorio de París con Gabriel Fauré, Pavana para una infanta difunta evoca la digna elegancia de una recepción en la corte real de España, así como el grácil movimiento de una infanta en los pasos de una pavana, una danza lenta procesional que gozó de gran popularidad entre los siglos XVI y XVII. Lo de “para una infanta difunta” carece de significación, y el propio Ravel siempre mantuvo que se había sentido meramente atraído por los sonidos alterativos del nombre “pour une infante defunte”.
La obra fue estrenada en París el 5 de abril de 1902 y aunque fue calurosamente acogida por el público, sin embargo, Ravel se sintió sorprendido y hasta molesto con la posterior popularidad de esta modesta composición. En 1910, Ravel publicaría una versión orquestal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario