Cierto día en el que Guillermo Tell, que hasta
entonces no había desarrollado ninguna actividad política, pasaba por la
plaza mayor de Altdorf acompañado por su hijo, rehusó inclinarse en
señal de respeto ante el sombrero instalado en la plaza simbolizando al
soberano de la Casa de Austria. Ante tal muestra de rebeldía ante su
legítimo señor, el gobernador de Altdorf, Hermann Gessler, presentado
como un individuo colérico y sanguinario, detuvo a Tell. Habiendo
llegado a sus oídos noticia de su fama como ballestero, le obligó a
disparar su ballesta contra una manzana colocada sobre la cabeza de su
propio hijo, el cual fue situado a 50 pasos de distancia. Si Tell
acertaba, sería librado de cualquier cargo. Si no lo hacía, sería
condenado a muerte.
Tell intentó en vano que Gessler cambiara su castigo,
de modo que introdujo dos flechas en su Ballesta, apuntó y gracias a su
habilidad como ballestero consiguió acertar en la manzana sin herir a
su hijo. Al preguntarle el gobernador por la razón de su segunda flecha,
Guillermo Tell le contestó que estaba dirigida al corazón del malvado
gobernador en el caso de que la primera flecha hubiera herido a su hijo.
Enfurecido por la respuesta, volvió a detenerlo y mandó que lo
encarcelaran en el castillo de Küssnacht. En el camino al castillo, a
través del lago de los Cuatro Cantones, estalló durante la travesía una
tormenta que a punto estaría de llevar a pique a la nave. Tell, desatado
por los guardianes para que pudiera llevarlos a tierra, se hizo con el
control del barco y logró llevarlo a la orilla, salvando así su vida y
la de los demás ocupantes de la barca, entre los que se encontraba el
propio Gessler. Apenas desembarcado, Guillermo Tell huyó, tendiendo poco
después una emboscada al gobernador y matándolo con su segunda flecha.
Este hecho marcaría el comienzo de la sublevación de los cantones suizos
de Uri, Schwyz y Unterwalden contra los Habsburgo, convirtiéndose en un
mito fundamental en la lucha de Suiza por su independencia.
Estoy totalmente segura de que esta obertura os sonará de las
películas y también de que podéis ir reconociendo los instrumentos de la
orquesta que se ven en la presentación:
Basándose en esta leyenda, y sobre todo en la
historia escrita por el dramaturgo y poeta alemán Friedrich Schiller,
compuso Rossini la música de la ópera del título de nuestro cuento.
Esta es una ópera seria y de gran extensión, de gran
impulso dramático y lírico, proveniente de la partitura totalmente
distinta de las que nuestro autor había compuesto en su época anterior.
Esto convierte a Guillermo Tell en una ópera romántica.
Existen varias grabaciones de la obra, pero dada su longitud y las
capacidades técnicas del reparto no se produce con regularidad (casi
seis horas y un tenor capaz de lograr hasta veintiocho dos de pecho).ROSSINI Y LA COCINA
A partir de ese momento nacieron multitud de preparaciones en las que se asocia el “apellido“ Rossini, creyéndose que son creación directa compositor, casi todas tienen foie y trufas, por lo general salteadas en media glasa. Podemos encontrar por tanto innumerables preparaciones a la Rossini como, huevos revueltos, pulardas, tortilla, supremas de ave, filetes de lenguado, pollo salteado y los famosos canelones que no tenían nada que ver con los que comemos ahora ya que llevaban un ingrediente indispensable: trufa